Los domingos cierran en el bar
donde señoras visten como chicas
y dos kilómetros a la redonda
-lo puedo bien asegurar-
el sueño vence a los hombres tristes
y la soledad sin más ahonda.
Tomo pluma y papel
y sin remedio lo escribo.
Algunas veces
después del trabajo
no hay mucho que hacer
en día domingo.
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