Ha llegado una mujer
que se parece en demasía a ti,
en los gestos exagerados,
en la caricia con toque pélvico,
en el abrazo que me brindan sus senos
y en los labios que cada vez pueden
con su mitad, besan la mitad de los míos;
y no te miento si te digo,
que estas trágicas noches
ronronea febril mi abultado vientre.
Yo ya no quiero querer cuando pretendo mujer
escribo a quemarropa sobre ti pecho y tu boca
esperando contigo y con ansias enloquecer.
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