Yo lo que debo es dormir,
dejarme de gilipolleses,
vender en el mercado las ganas
que me traigo de morir
entre tu pecho y su grana,
de matar de sed al cardumen
caníbal de mis propios peces.
Entre tu eterna convicción
de entre tu abrazo hacerme feliz,
voy y vengo de las sombras
de estos versos, de la canción
que de a poquito te nombra,
borrando de mi paleta el gris.
Pero yo lo que debo es dormir,
dejarme de funestos tejados,
anclar el presente a la esperanza
de aquello que conlleva a vivir,
y si es que con ello alcanza
soñar con los cipreses de tu boca
para mantenerme de dios alejado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario