Ahora que me sé incompleto y corruptible
a la frágil apología de la mar, que no soy más
que el centro de una llaga que sangra, bicolor
y amorfa, poco más que un bocado comible
aguzando su encanto frente a las feroces fauces
de la noche, de este estar sin estar, de las sombras;
ahora que preciso clases de viraje de un timón
sin control y tan amante de espirales, que navego
ensimismado y taciturno sobre una ruta antigua
y gris en la que el cielo es torrente y ante él
me doblego, un par de estrellas preguntan por ti.
noviembre 26, 2013
Frente a las feroces fauces de la noche
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