I
Todo esto me ha resultado
terriblemente cansado,
tan incivil como la
hoguera
y sin embargo, aquí mis
manos
escriben sobre la tenue
estela
en la que mi pecho he
recargado.
Bebo cada noche desde
hace meses,
lo mismo que escribo para
monitorear
el alma que presumo que
tuve,
he fumado millares de
cigarrillos
encendidos por mis panes
y mis peces
que perdieron el rumbo
del levante.
Es demasiado fácil
tirarse al vaivén
de los vicios cuando
nadie espera
tras la puerta para
prodigar cobijo,
es demasiado fácil
también
despertar besando la
imagen
de la muerte a sabiendas
de ser su hijo.
II
Ahora que nada tengo,
que rebusco un beso en la
alacena,
ahora que el pecho
me lo han comido los
ratones,
ahora que nada vale la
plusvalía.
y que la tinta negra me
cercena,
ahora que te firmo mi
locura,
ahora que describo mis
heridas,
ahora en que mi nada son
cenizas
en la cama de un hotel de
putas,
ahora que te brindo el
último acto,
que me froto el corazón
con tiza,
ahora que te digo un madame, au revoir,
ahora que de una vez por
todas me marcho,
ahora que con un beso en
la frente no me retracto.
III
Ella suele reír cuando
llora
o llorar cuando ríe,
aún no lo sé de cierto
si he atinado a la
primera
o a la segunda;
y sus ojos son dos lunas
en los que pasa el tiempo
apedreando blancas
palomas
y amedrentando con el
brillo de sus labios
al demonio multiplicado
por cientos.
En su locura, abraza la
noche
y es un gato quién a la
distancia la sigue
huyendo del mismo demonio
a la espera de que los persigne.
a la espera de que los persigne.
Ella tiene secuestrado al
sol en los brazos
y una calma soplando
miles de caracolas
en esta playa en las que
reina el alegato,
tiene el margen perfecto
para estas manos
que sueñan con rondar el
para siempre
de sus olas, la voz
cristalina y los sueños
fúricos por tanta pausa y
tan poco arrebato.
Ella respira entre
apologías y alboradas
cenicientas y suspira aún
ante la otoñal
caricia de estas manos de
su ser sedientas.
Y en su cordura, me
brinda la grandeza
que perdí buscando la
gloria de los días
talando el corazón de
salvajes malezas,
una mirada, un amor en
espesa cofradía,
una razón para seguir
siendo el idiota
de siempre con la voz más
que rota
escalando en peripecia,
para hallar su vientre.
IV
Muy probablemente y hasta
el culo de borracho
doy cátedra de la
estupidez malva y humana,
de aquella imagen en la
que aún era un muchacho
que nunca ocultó sus
pasiones prohibidas y arcanas.
Ojalá mis sabios hubieran
hecho un manual
para hacerte el amor
entre tanto y sombrío funeral.
V
Si te dijera lo que por
tanto tiempo
he callado, se acabaría
la magia,
el encanto se volvería un
remedo
del infierno donde he
buscado
a ojos ciegos, el cielo y
una blanca
luna que acompañe la
estrella
que deshizo sus puntas en
mis bolsillos.
Nada sabe de mí la noche,
a caso
un poco, de lo que
tartamudea mi verso
pretendiendo el fuego y
el derroche,
que me vivo la vida a lo
loco
y que en la nada encontré
un lienzo terso
parecido a la piel que
abraza tus tobillos.
Esta noche la única franqueza concebida
radica en la necesidad de un franco te quiero.
Esta noche la única franqueza concebida
radica en la necesidad de un franco te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario