Normalmente
me gusta andar
cabizbajo y sumido
en mis propios pensamientos.
De vez en cuando
echo una mirada al frente
al cielo, a la chica
que pasa a mi lado.
Otras veces vuelvo atrás
solo para mirar
aquello que otrora aconteció
y ahora no es más
que un triste campo devastado.
Enciendo un cigarrillo
parpadeo, pienso un poco
y tan sólo sigo mi camino.
Algún día todos yaceremos
en un triste campo devastado
esperando ver nacer
de nuestros huesos rosas.
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