La carne
no es más que carne,
y a solas,
oscureciendo la tarde,
con el televisor prendido
mientras nadie le mira,
debajo del vientre salta y repara
un escozor de panes y peces.
Y entonces la carne
ya no es sólo carne
sino un canto de caracolas.
Hoy es una de esas veces.
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