Ciertas noches llegando a casa
ultimado por la bebida
por el trabajo de diario
por los intereses del banco
por andar meando amapolas
a media noche y a solas
me declaro un derrotado.
La gente no tiene conciencia
de lo trascendente y es bueno
si la tuvieran repentinamente
ya se hubieran matado.
Estamos acabados.
Como género, como especie
y nuestro futuro será un legado
de ratones tragados por serpientes.
Y entre los muertos
hallamos siempre una pizca
de melancólica gloria
como un pañuelo impermeable
de lágrimas que nunca saben
por qué las hemos llorado
o peor aún
como una arruga surcando la cara
del destino que pretendemos moldeable.
No se a ciencia cierta
sólo sé
que estoy bebiendo
y que estoy cansado.
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