Bien sabes, de las noches apagadas
en las que se han volado los sesos
algunos millares de azules estrellas
de la mancha carmesí en las paredes
enmarcando la sombra difuminada
de lo que somos y lo que pudimos ser.
Mucho me gusta estar ebrio
lo sabes también de sobra
hacerme de pluma y papel
para escribir arrabaleros cuentos
o para latir entre terribles versos
que en cada espacio sin más te nombran
como el beso que no haya nunca tus pies
ni tu abrazo de nocturna caracola.
Bien sabes, de mi amor y de mi beso
tú, que me sabes con el costillar podrido
latiendo por los senderos donde aún cabe
el abrazo que se promulga eterno
por todos aquellos grises vividos
rezando antes de dormir un salve.
Hay noches apagadas del mundo
en las que duermo embriagado
y otras miles en las que soy el vagabundo
siendo de tu pecho un desterrado.
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