Cae rodando una palabra
entre grietas marrón
y despertares intactos.
No se si soy o el viento
acunado en los árboles
quien ata mis propias manos.
Soy de ti fiel desamparo
papel que el vientre te cubre
y un arcoiris fallido.
Soy de ti macabra fuerza
imitador de una estrella
dormitando en tus bolsillos.
Entonces lloro cristales
y la hambruna de un país
que nunca será el mío.
Lloro piedras y calambres
patadas en los cojones
y el azul de lo vivido.
Y caigo yo en la palabra
enterrada siempre al pie
de una cruz en caracol.
Bajo las sales del mar
se encapsulan las verdades
grises tendidas al sol.
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