Dios debe estar muerto, aniquilado
o aún brindando en las tabernas
totalmente desnudo y embriagado.
Me derrumbo y aún sigo en pie
donde las voces acunan caracolas
que prefieren el cierto mal al bien,
donde las almas fornican a solas
entre la arena y las sales también
que rompen el llanto de las olas.
Dios para el que bebe no existe,
dios para el poeta son alfileres
y aves buscando sal en el alpiste.
Me descubro la cara y son mis manos
un éxodo de vaivenes y carencias
envueltas cual regalo cruel e inhumano,
me descubro el alma y mi ciencia
radica en el neceser de lo malsano
que marca entre ellos y yo la diferencia.
Dios debe estar por una puta maniatado,
embrutecido de ron y de caricias
falto de sentido y vilmente enamorado.
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