Tímidamente y silenciosa como un gato
viene, a hacer correr sobre su riel las cortinas
en las que se esconde de noche la muerte.
Tenemos miles de años con hambre compartida
y aún el sueño de las viandas dadas en la boca
a pesar de traerla desdentada y contraída.
Quizás no sea nada sino mi mente
quien se aferra a la sal de los mares
pensando de ésta manera tan sin suerte.
Tímidamente y silenciosa como un gato
vienes, y abro entonces en par la puerta
de las tintas negras y haz de entrar
en mi pecho, irremediablemente.
2 comentarios:
Entraré en tu pecho y aliviaré tus heridas. No me gusta que la muerte ande rondando por tu casa.
Besaré tus pies y los cubriré de incienso bendecido.
Gracias por tanta caricia!!
A tu salud, un trago.
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