Aún me queda esta manía
de beber a solas por las noches
un par de metáforas ennegrecidas
y un fiero hervor en estas ganas
que son de ti cual espeso rayo de sol.
Partiendo esta atmósfera podrida
qué duro es pensarte así
con la quijada rota y a la espera
de una sonrisa que no naufrague
en esta calma gris de calaveras.
Algunas veces me vencen las letras
y otras tantas los sueños, las paredes
saben bien de ello y de las sombras
acunadas en mi garganta cual trinchera.
Me queda ésta manía y eres tú
y el recuerdo de tus frías manos
o pudiera ser tu abrazo no se bien
o el oasis lácteo de tus labios
donde mi hombro descansa su cruz
aunque preciso que seas sólo tú.
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