Debo ser sincero y a la vez cordial
entremetido en el verso y el latido
que no ha de aceptar metáforas
ni un poco de retórica en la vida real.
Me estoy muriendo de ganas
por anidar tu lecho de palomas blancas
y maullares rondando la cava
que tan a menudo me estanca.
Otrora nunca el pecho me rugió
tan fuerte y tan amenazadoramente
como esta noche que espera el sol
y sentirte mía, completamente demente.
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