Hoy viene a ser
como la cuarta vez
que espero,
he vuelto a ser
aquel cantar del aguacero,
que hizo casi legal
su abrazo en tu cintura..."
Silvio Rodriguez.
Respiro, es verdad,
de la hondonada del caos
del trago y su beldad,
bapuleado por los días
que eyaculando noches
rememoran la cofradía.
¡Y qué magníficas las horas
en que desnudo bailaba con versos
indivisibles e insolutos!
Me supiste siempre el gato
que te erizaba la espalda
entre latires y garabatos,
me supiste siempre caricia
que no supo bajo tu falda
dibujar tenues corazones,
ni enajenar la feroz primicia
del diablo en tus azores.
¡Y las paredes blancas
y las pastillas controladas
actuando cual redención
de estas ganas mías aladas!
Te supe innata a los bares
que sirven el pecho en salmuera,
desde el más cínico instante
en el que borracho blasfemé:
un "qué sea lo que dios quiera".
Y dios no quiso nunca nada
contigo por saberte ensueño
de una alumbrada hondonada,
en la que feliz era el sueño
más cruel que conduce a la nada.
He de contarte esta noche
a mitad de embriaguez y derroche,
que irremediablemente te espero
y al mismo tiempo desespero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario