Dieciochomil visitas en estos lares
y nunca tus ojos en mi escuálido verso
escrito en la última mesa de los bares
esperando la cuenta y un albor terso.
Esa es la primera de mis razones
para beberme un copioso trago
cuando la ausencia,
triste ha de cantar sus canciones
a la sombra del ciprés aciago
de tu beso y tu presencia.
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