Se me muere la pluma
ahora mismo
entre las manos
y se me muere el cinismo.
Se me muere la noche
el repertorio de subjetiva realidad
este trago vertido en el vaso
y mis pétalos de flores del mal.
Me aterra este mundo muriendo
la gente que se esperanza a la nada
los críos a su suerte en las calles
a estas horas en plena hondonada.
Se me mueren los años
la gloria pretendida
la ventana y esta individual cama
bajo tanto huracán que me dejó en estragos.
Me aterra reflejarme en el trago
cuando contiene dos onzas de pasado.
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