Eres fantástica - le dije
Ella me sentenció como un loco.
De pronto recordé esa luna en lo alto
una luna magnífica, asonante
y en ella brillando la grandeza de tus ojos.
Ahora no me deja dormir mi falo
y mis ganas de ti son un cielo rojo.
Y ahora
solo pretendo besarte
lentamente
y poco a poco
hasta embriagarme
de ti
y de tus tibios levantes.
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