Ayer vino a visitarme la muerte
y estaba de sobriedad loco
traje ejecutivo y mi corbata guinda
zapatos lustrados y elegantes.
Hubo de darme miedo, lo confieso
y tomó mi mano entre las suyas
diciendo "pide un deseo"
y yo pedí morir
tan desangelado
tan gris
tan falto de pasión
que hube de sentirme muerto.
No pudo menos que irse
conteniendo entre las blancas manos
la sal de los mares que me baten
y una flor maldita de mi huerto.
Sin embargo,
ayer vino a visitarme la muerte
y hoy lo tengo en mente.
marzo 11, 2014
Ayer vino a visitarme la muerte
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