contrata a chicas lindas
para vender aguas frescas
en las avenidas.
Sus aguas son horribles
-como el tipo en cuestión lo es-
pero las venden chicas lindas
y los varones feos y de alma terrible
compran e imaginan con ellas un después
que resulte en una cita.
Aquél tipo feo ha hecho una fortuna
y sin una sola cirugía se ha hecho apuesto
para otras chicas mediante su dinero
y el eclipse monetario de la luna.
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