hay olores y canciones,
caricias, abrazos certeros,
voces apagando la vileza del silencio,
cofradías vueltas mutuas ambiciones
y espejos que nos reflejan el alma.
¡Qué duros tiempos!
-Me digo a solas-
-¡Siente! - me dice el sentimiento.
Y escucho del mar su caracola.
La directriz del pecho
es y me será siempre irrevocable,
incluso más estando deshecho
pues me ha vuelto amable.
Y es cierto que pienso en el mar
y también procuro la calma blanquecina
que provee el amor a quien precisa amar,
desde un corazón sin aristas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario