Tras esta marcha de letras fúnebres
hay un sol y el tenue volar de las aves
posadas sobre las pupilas de un gato
que le reza a su última vida un salve;
no dios, por no ser a su imagen y semejanza
un eslabón de sobriedad y de templanza.
Qué poco puede mi boca cuando mis manos
recorren al mismo tiempo el grisáceo espacio
de la distancia y la cercanía de tus labios!
Sin embargo, dentro de este triste sofisma
de negros arcoiris existe la luz multicolor
y la escalera blanquecina que nos vio besarnos
una noche de sombras que necesitaba de sol.
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