A solas y con el trago en lo alto
me dispongo a beber o matar,
y el argumento de vivir da un salto
entre líneas que saben a blanca sal.
Siendo un infante con memorias de primate
preciso reina que impida el jaque mate.
Y mientras tantos pienso en el río,
y debajo de él mi cabeza
a la espera del glaciar y del frío,
coronando de laureles mi certeza.
Siendo gris y un tanto huraño
soy un poeta extinto ante sus daños.
El cuarto trago siempre acaricia la calma,
el infructuoso proceso del ser sin ser,
el bocado del pan y los peces ante la alarma,
el pepenar un amor encasillado en el neceser.
Siendo un poeta de oscuras cruces
miro en tu pecho constelaciones de luces.
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