el tiempo que he podido serlo,
jamás he vendido mi latido
y aún mis ganas están intactas
frente a las fauces de un capital,
por el que se suicidan los locos
cuando han malbaratado su pecho,
me he mantenido estoico a lo vivido
y con dignidad muestro mis canas
mientras miro mi reflejo en la mar.
He dado y doy mi corazón
íntegramente
por ser quien soy
hasta la muerte.
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