agosto 27, 2014

No sabemos amar

Lo mío es andar tras la palabra si es que sangra los papeles por donde tranquila camina el alba. Creo que no necesita mayor explicación. Es un absurdo, como el que siempre arremolina entre mi pecho y mi cabeza. ¡Vaya que es linda la luna esta noche! Pero olvidaba que no estás, aquí, conmigo. Esa es otra de las vertientes por las que la letra en mis grises vacíos resuena. Sí, resuena como el mar dentro de una caracola. ¡Qué magnífico ron estoy bebiendo, por cierto! Beber ron y andar tras la palabra, sí. Eso es lo mío.

He estado desde hace tiempo contando cadáveres deshechos en la avenida. Perros, gatos, ratas, ratones y un pollo. Alguna especie jamás concebida por Darwin. Da lo mismo. La muerte como la mierda no discrimina, todos cagamos y todos alguna vez flotaremos en el estanque de los peces muertos. Es un signo inequívoco de la vida, así, sin palabras bonitas ni mayor filosofía. Pero ¿en qué estaba? Es cierto, en los cadáveres disueltos bajo cientos o miles de llantas. Yo no pretendo morir así. Debe ser una muerte detestable: un error de paso, un tropezón, un traspié, y luego un choque resquebrajando tu cabeza o haciendo estallar tus entrañas; un momento de dolor, la luz y entonces los rosarios y el moño negro enlutando una cruz.

Es una muerte reservada para idiotas. Incluso hay gatos de esa naturaleza. Demasiados. Me dan un poco de vergùenza, lo confieso. Un gato idiota es lo equivalente al hombre contemporáneo: nace, crece a costa de la teta materna, fornica a lo loco, se reproduce por error y luego espera bajo las llantas del autobús a que el destino le de muerte. Son menos idiotas en población los gatos pero siempre queda un hilo de la estirpe necia. Y más que saberse de tal o cual nación es lo que al hombre en sus cabales le apena.

Es por eso que escribo. Mi verso son las ruedas del ferrocarril que de noche me pasa por encima mientras duermo y si es que el ron me da lo suficiente, se convierte en mi chica y en mi siempre. ¿Trágico? ¿Incivil? ¿Indecente? Para nada. Puede que esto que escribo sea la mayor insensatez del mundo, pero es el suero que me inyecta vida a través de lo vivido en aquella sala de espera bebiendo un trago, hombro a hombro con aquellos que no esperan nada. Y entonces mi cigarrillo enciende la punta de mi nariz y lo recuerdo como compañero, como caudillo de la causa que viaja sin quererlo a la más devastada de las hondonadas.

Lo mío entonces, es la palabra, el trago y la punta envuelta en una humeante rosa del tabaco. Tantas cosas más habrán y sin embargo no valen la pena. Quizás sí el amor, pero a expensas de esperar junto a los vagabundos de la razón el desamor estallando contra los cristales de un automóvil en llamas abandonado. Es el amor una pena y un abandono en esta era del ensimismamiento lado a lado de ordenadores que nos muestran en tierras lejanas. Y sin embargo, diría el dedo índice de algún poeta sobreviente del pasado, tan romántico. Yo pienso que el romanticismo es un espectro que de vez en cuando aparece y en su canto no hace más que brindarle un canto a lo podrido y a la muerte. Piénsalo bien, nunca nada existirá más sublime que la nada y la nada, es la tierra sobre los párpados, el mecánico olvido de lo que fuimos y la serenidad que en vida jamás no importando el tiempo conjugado, no obtendremos ni obtuvimos. La nada es lo más bello y lo más romántico resulta la muerte. Y en realidad, ahora que tambaleo pienso, en Neruda y en el bulto que en mis pantalones crece.

No sabemos amar, me digo y tal pensamiento rebota en las paredes en las escribo.

Y sigo bebiendo

Es martes
-en realidad casi miércoles-
y he estado bebiendo
con el disfraz de hombre de bien
que a diario me cubre los huesos.

Beber
para mí
es un arma de dos filos,
una moneda al aire.

O me hunde
o saca el barco a flote.

Siempre hay riesgo
y yo no puedo menos
que de noche asumirlo,
aunque hay quien me reprocha
la ventaja de saberme muerto.

Cosas que pasan.

Y sigo bebiendo.

agosto 25, 2014

Progreso

Algunas noches
sueño con ser una bocanada
de espeso humo.

Soy ya demasiado gris
no se
si le pueda llamar eso
"progreso".

agosto 24, 2014

Mis serpientes

No tengo mucho que decir
un par de aves han muerto
dios, el diablo, mis riñones.
el ron, el tabaco, mis poemas
ya sabrás, lo de siempre.

Las piernas estiradas
y miro entonces mis zapatos.

No hay mucho que hacer
en estas malditas horas
en las que todos duermen
y los poetas
estiran a lo que dan sus piernas
para fijar los ojos en sus zapatos.

En algún lugar me queda el alma
no lo sé
he escuchado de ello rumores
en los andénes repletos de sombra
y alguna vez
mientras estiro las piernas
en una sección de mi cabeza.

Pero no tengo mucho que decir
las aves muertas, lo de siempre
y miro el barro en mis zapatos
ya sabrás, y mis serpientes.

24 de Agosto

Traigo la voz ahogada
en la vorágine de un torbellino
enlutado desde siempre
entre las flores y el desencanto
de mi trago y mi cigarrillo.

Hace dos o tres vidas
que no han de sobrarme
en la despensa
los besos sepias que abdican
ni la palabra te quiero.

Mi problema más sustancial
reside entre mi lengua y mis manos
cuando persisten en callar.

Dos copas

He descubierto que siempre
me resulta ésto peor
después de la tercera copa.

Pero mentiría si te digo
que empezaré
a conformarme con dos.

agosto 23, 2014

A besos lentos y a tientas

Hoy recorrí aquel callejón a oscuras
donde el pasado marcó su norte
a besos lentos y a tientas
de una febril y torpe inocencia.

Ya no estás tu ahí
ni yo tampoco.

Ya no estamos
y sin embargo
del recuerdo nacen caracolas
que vienen a darme su abrazo.

Soy un buen tipo

Prendo la luz de la cocina
todos duermen
y me bebo un trago.

Así ha venido siendo siempre.

Hoy hube de cederle el paso
a una inmensa cucaracha
que parecía buscar a dios
bajo el peso de mi zapato.

Soy un buen tipo
-me digo-
y apago la luz de la cocina
termino mi trago
y sonrío.

agosto 21, 2014

Pecado mortal

Ayer soñé contigo
y no eras tú
sino la ausencia,
y sin embargo
embriagado
y tan carente de luz,
le hice el amor
con mi falo y con mi lengua.

Simple

Estoy intentando
hacer esto,
cada vez más simple;
dejar de marcar
por dos o tres
hojas consecutivas
el trazo de mi pluma
por sobre el papel.

¡Vaya, dejarme exiliado
por un rato
de aquella mala retórica
que me enseñaron,
dejar de pretender
hacer sublime
lo que no es más
que burdas idioteces!

Mi letra
es la de un borracho
que prefiere lectores
igualmente borrachos,
de ira, de soledad,
de desamor, de celos,
de ron, de anfetaminas,
de lo que sea
pero borrachos.

Y eso no me hace
mejor persona ni peor,
he aprendido ya
a blindarme los cojones
aunque no el corazón,
es por eso el cubo de basura
que cada noche acerco
al polo norte de mi habitación.

Hago entonces una pausa
para leer estas líneas
taciturnas que he escrito,
y me descubro entonces
por la rima perseguido;
me sigue y me despista
y después aparece
con su cara de sorpresa,
con ademán de colegiala ingenua
leyéndose a si misma
mientras me lanza un par de besos
y los recibe la hosquedad de mi verso.

Soy un asco.

Ojalá pudiera ser más explícito
y mucho menos mortal,
pero es lo que soy
y lo que a todas luces tengo
se aferra logra aferrarse a mí
como el llanto a la sal.

No se bien a donde
me llevará todo esto,
si cada vez que busco
la simpleza termino
enredandome con las copas
y perdiendo la entereza.

Yo sólo quiero llegar a casa
un día cualquiera,
feliz o fieramente enlutado
y encontrar desenfrenadamente
al mundo entero soñando su muerte
y saber a mis lectores,
al igual que yo,
extasiados por la noche y borrachos.

Quizá sea la muerte

Están por dar las diez
y ya se acurruca tibia
a mi lado la muerte.

Algo traigo últimamente
con los relojes incesantes
clavados en el pulso del ser.

No es nada,
un pasajero más
mirando desde la borda
el mar.

Pienso si podré algún día
retirarme del autoflagelo
de la letra y si con ello
se alejará de mi la bebida.

No lo creo.

Aunque ya otras veces
me han abofeteado
antiguos veredictos
por el tiempo resucitados.

Ya son diez
y el reloj me mira.

No se por qué
pero sonríe.

Quizá sea la muerte...

agosto 20, 2014

Descansa mi amor

Ya borracho,
pienso entonces en el amor.

¡Nada más duro
que pensar en ello,
que sentirlo
carcomiéndome las manos
y las comisuras de los labios!

No todo en el amor es bello.

Existe la manzana prohibida
y con ella el desamor,
el desventurado desencanto.

Siendo a tientas
un asco de persona,
me jacto irremediablemente
a solas
de ser fiel conmigo mismo
y de haber amado.

Pues amé a ojos cerrados.

Y en mi pecho mil migajas
que vienen nocturnos a comer
los terribles y encantadores cuervos
hambrientos de mi ser.

Yo que tanto soñé con parajes
y desiertos callejones a oscuras,
con lozanas y violetas jacarandas,
con el despertar azul de Cantabria,
con chabacanos y bóvedas celestes
sujetas por fuerza a la locura.

Yo que me imaginé
junto a un caótico molino.

Y en mi futuro la desgracia
se bebe a sorbos la soledad
mezclada con mi leve gracia.

Pero amé a ojos cerrados.

Y ahora que nada queda
dormir es razón suficiente
para cortarme el sello inefable
de mi amor sobre la hermana muerte.

Descansa mi amor...

Conjugaciones verbales

Yo muero
Tu mueres
El/Ella muere
Nosotros morimos
Ustedes mueren
Ellos mueren.

Y nadie lo nota,
ni los que pueden.

De lluvia, blasfemias y funciones

Doce minutos tan sólo cayendo afuera la lluvia, creando a su paso pequeños ríos de tierra bajo las uñas y toneladas de espesa mierda. Dentro no es muy distinto, lo sabes, sé bien que lo sabes. Pero no hay más, el control remoto de dios se ha visto averiado por los pequeños ríos de tierra bajo las uñas y por las toneladas de espesa mierda. Dos minutos más de lluvia y tendrá que venir Noé salvar a unos cuantos. Siempre me ha parecido extraño como la salvación prometida en el imaginario colectivo, no resulta más que "para unos cuantos". Supongo que debe ser así, en las manadas siempre hay algun ejemplar que intenta sobresalir. No lo se, la idea no me parece justa. ¿Pero cómo hablar de justicia si el control remoto de dios se ha averiado?

Me he estado mirando al espejo desde hace varios días y cada vez es mas notoria la incapacidad de mi rostro para lucir demacrado al saberse sólo. En la escuela un profesor de Literatura me dio una cátedra en la que hacía alarde de la necesidad de acentuación de la palabra "sólo". "...Le da un peso mucho mayor y mucho más significativo al emplearlo en primera persona del singular, le da un peso que lo detona como una forma atemporal de vida..." Idioteces -pensé, para mí-, pero es algo que irremediablemente he venido con los años haciendo. Claro está, que al espejo no puedo hablarle mucho de ello; quizás estallaría en mil pedazos o saldría a tratar de matarse elucubrando la imagen más cruel de Narciso.

Ha dejado de llover, no será necesaria ya la presencia de Noé y por consiguiente nos salvaremos más de unos cuantos. Incluso, ahora que bien lo pienso, resulta más letal y más meramente triste. La lluvia no se llevará el cúmulo de tierra bajo las uñas ni el tonelaje de espesa mierda. Todo cumple en el mundo una función específica y la lluvia no la ha cumplido, ni dios. Intentaré beberme en seis copas la imagen de mi mismo en el espejo y escribir a quemarropa tratando de acentuarme "sólo" para cumplir con esta detestable función mía.

Al cabo del tiempo

Al cabo del tiempo
estamos tu yo
tendidos desnudos al sol
contemplando
un futuro ante las sombras
que otrora nos embriagaron.
No para ti
la aurora llega
con sus millones
de afiladas lanzas.
Entre las luces carmesí
que asoman por mi ventana
abrazo el silencio
el espacio sobrante en mi cama
que acurruca un colibrí
esperando sus alas reparadas.
Ya los relojes disgustan el paso
constante y enlutado, casi militar
el balbucear de un latido
enajenado con el propio casco
que impide el rocío de la mar.
Todo resulta mas bello
y más innecesariamente profundo
cuando metidos en la distancia
nos encontramos sedientos y desnudos.

Mis animales muertos

Una corona enmarca la frente
del hijo de dios y nadie mira
tras de sí los animales muertos.

Las carreteras, las míseras calles,
en las afueras de los hoteles,
bajo la mesa, en el desayuno
tomado a solas, ahí yacen ellos.

Tengo una rara inclinación
hacia la muerte en el sillón
y a abanderar el alma
de todos mis animales muertos.

Una corona enmarca la frente
del hijo de dios y nadie mira
en sus pupilas la muerte.

agosto 19, 2014

Rosas de papel

Como mirar el propio reflejo
en las aguas turbias corriendo
hacia las tibias cloacas.

Algunas veces pienso
que no hay destino menos
penoso que el del artista
cuando en su grandeza
de soledad y hambre muere.

No es nada, quizás -asiento-,
me ha tocado demasiado
aquel hombre que mendiga
con sus rosas de papel.

agosto 17, 2014

No me lea

¿Y usted, para que putas
me lee a solas si no me entiende?

Mi verso no es más
que la guerrilla del amante,
del borracho que busca ron
entre las telarañas del estante.

Leerme no es cosa prudente.

No me lea si sufre escozor
en las partes nobles de la zozobra;
si padece de anorexia de corazón
o si acaso le aterran las sombras.

¿Cómo le explico que mi letra
no es más que invitarlo a la muerte?

A una tumba cualquiera

La piedra es cuidadosa
y el esqueleto que bajo ella
reposa, una semilla inerte
con potencial de carbón.

Las flores ya son polvo y también
los ojos secos de quienes miran.

La piedra es gris y sumamente bella
a pesar de un mal epitafio
y del llanto en ella encapsulado,
la piedra oculta del mal
todo lo malo y los arrabales
de los que dios ha escapado.

Y entonces, sólo la piedra
ya entrada bien la noche
es quien descansa en paz.

agosto 16, 2014

Bajo las sales del mar

Cae rodando una palabra
entre grietas marrón
y despertares intactos.

No se si soy o el viento
acunado en los árboles
quien ata mis propias manos.

Soy de ti fiel desamparo
papel que el vientre te cubre
y un arcoiris fallido.

Soy de ti macabra fuerza
imitador de una estrella
dormitando en tus bolsillos.

Entonces lloro cristales
y la hambruna de un país
que nunca será el mío.

Lloro piedras y calambres
patadas en los cojones
y el azul de lo vivido.

Y caigo yo en la palabra
enterrada siempre al pie
de una cruz en caracol.

Bajo las sales del mar
se encapsulan las verdades
grises tendidas al sol.

agosto 15, 2014

Me disculpo

Me disculpo
por no saber amar
como aman los hombres,
por mirarte más allá
y por tratar de elucubrar
el mar que acontecen tus ojos.

Me disculpo por arder
tan solitario y silente
cuando mi voz precisas
y yo embriagado en el silencio
preciso un trago sin después.

Me disculpo si me sueño febril
inundándote de este mar
después de besarte las piernas.

Me disculpo por mis días
y por el verso que se anida
en esta noche mía siempre eterna.

agosto 14, 2014

Donde no estás

No donde el mar -me digo-,
donde las librerías,
donde el café de diario,
donde germina el trigo,
donde se muere el día,
donde pongo el sudario.

Linda noche

Padezco una espesa
e irremediable locura
que se sujeta de noche
y cada vez más a menudo
al encantador desencanto
de saberse tibio y siempre a solas
 mirando la espiral de los mundos.
Resulta mínimo
el avance de la ciencia
cuando la moral
trapea los suelos
con el alma de aquel
que por vocación
terriblemente escribe
mientras los médicos
antidepresivos a quemarropa
le prescriben.
No es mi deber juzgarlos
como tampoco dejar intacto
el trago que yace en el buró
esperando paciente por mis labios.
Francamente,
este desorden cardíaco-mental
(cardíaco por jugar un poco
con el preconcebido mito
del sentimiento radicado
en ese órgano vital
que a simple vista resulta
horrible, llamado corazón),
es más simple que la vida
y más elemental.
Este desorden de amazónica selva
es el modus operan di de la muerte
que me ronda y de alguna manera
se apiada de mí
por no querer verme del todo muerto.
Por ello entonces,
por que la corriente me arrastra,
cumplo mi deber mental
y pienso tanto hasta que duermo
como un infante que olvida que aquello
que hace tan bien,
no ha de producirle más
que un copioso mal.
De niño
jamás soltaba la pelota
y con ella sonreía,
hasta que me rompí
un pie y dos costillas.
Miraba a la ventana
recuerdo
y el reflejo del cristal
a voces mudas
me gritaban poeta
y lo quise ser o lo fui,
o lo soy no lo sé.
Y empecé a acumular
motas de polvo bajo los párpados
y barro de tiempos pasados
bajo las suelas de mis zapatos,
a remendar cada anochecer mi pecho
si dañado por el levante
buscaba a dios en el fondo de un vaso.
Demás está decir
que lo más cercano a una deidad lo he hallado
entre los labios de una Mujer
y que aquello de la santidad
me lo han brindado mis versos
si alguna vez besaron sus pies.
Pero padezco una extraña locura
atrapado en la ciudad
del plomo y de las balas
que me rozan los hombros,
en la que la muerte
me procura vida
y los médicos me apuntan
con sus adormecedoras jeringas que amenazan
con hacerme dormir de noche
cuando lo más que preciso
es amar,
o tirarme de cabeza
al fondo del mar.
Pero, no te preocupes,
solo venía a desearte
una linda noche.

Tratado

Se trata de redundar en lo esquivo,
cabecear y ser diestro de cintura,
soltar el uno dos a la locura
contra las cuerdas hallándonos vivos.

Se trata de tener la guardia en alto,
de oscilar como el péndulo los pasos,
de golpear y golpear aquel retazo,
antes de dar al vacío un salto.

Se trata de dar con uñas y dientes
un escarmiento sutil a la vida,
entre la búsqueda de mejor suerte.

Se trata de dejar aniquilada
cualquier hegemonía de la muerte,
y dejar libre la vida vivida.

agosto 13, 2014

Pasan ilesos mis años

Probablemente la casualidad,
vista desde un punto objetivo,
no sea más que tratar de relucir
una esperanza de tono subjetivo
o de hallar en la suerte una verdad.

Claro que la verdad, por supuesto,
camina sin piernas por los andares
en los que tropiezan vivos y muertos,
tratando de explicar siempre sus males.

Puesto que yo nada puedo cambiar,
he abdicado de la razón y del tacto
inclemente que se recibe al pensar
y tratar de salir de las ideas intacto.

Sin embargo, puestos manos y pecho
por delante, interpongo la luna al sol
a sabiendas de tambalear deshecho
y conducido por el latir del corazón.

Entonces, no puedo negar ni afirmar nada
si en mis estantes brota la sangre
y la causalidad toma siempre del brazo
a la casualidad rumbo a la hondonada.

Y todo pareciera por demás extraño
si es que entre líneas no lees el alegato
por el que pasan ilesos mis años.

No lo sé de cierto,
pero sigo creyendo en la fortuna
de hallarte un día cualquiera
después de una plaga de lunas
antes de que esta vaga teoría
luzca como conserva en salmuera.

Quédate

Puedes quedarte con tu risa,
con tu pelo, con tus noches fieras,
con aquel centenar de poemas,
con tu talante y con tus prisas.

Quédate con mi ausencia a tu lado,
con tus estrellas, con tu salvo dios,
con mi cruz, con mi futuro volcado,
con tu cintura abrazada por mi voz.

Puedes quedarte con todo
que esto es todo corazón.

agosto 12, 2014

Nada de luz a medio día

Nada de luz a medio día
cuando las margaritas
así mismas se deshojan
dándole el sí a la muerte.

Es la letra escrita a quemarropa
quien al hombre que se dice poeta
enmascara nocturno e inerme.

Yo sin embargo y a solas
sigo siendo el mismo y a mi verso
acuden copiosas las sombras
a beberse en la caña el universo.

Nada de luz a medio día
avanzado ya el recuerdo
de traer entre ambos pies
el pasado en hojarasca.

Y entonces los charlatanes callan
la voz entre sus manos de felonía
cuando dios en la mentira desembarca.

Yo sin embargo siempre de noche
y a costa de beberme la grises olas
escribo y es mísero y ruin el derroche
en el que soy el mismo y a solas.

agosto 11, 2014

Por tu pecho en mis ganas

Digamos que nací de la parodia
de un arco iris recto y bicolor
a media noche  con luz de día.
Y entonces, nada relevante pido
sino saber si entre mis letras
he de seguir amando o te olvido.
Todo me urge y
más me urge esta nada
de caballos desbocados
por tu pecho en mis ganas.

agosto 10, 2014

Escribe

Por la vieja usanza,
por la tinta,
por el papel,
por tu pecho y el demonio,
por aquella virtud extinta
llamada esperanza;
por los latidos de las catedrales,
por el realismo sobre lo barroco,
por el dios que prefieras
para regalarle tu espeso rezo,
por la vida vivida al ras y a lo loco,
por el bien que te hacen todos tus males.

Por ello mismo escribe,
no por la pretensión del poeta,
no por la carencia en la que se vive,
que afuera sólo sonríe el proxeneta.

Maquillaje

Me envuelve un hilo de humo
esta noche de luna que rodea
diestramente mi delgado cuello.

En la ventana se asoma el reflejo
de la sombra que la sonrisa permea
y el vientecillo se llena de grumos.

Entonces cunde por las colinas el fuego
del adiós maquillado de hasta luegos.

Vengo arrastrando

Vengo arrastrando una muerte lenta
que acontece en mis tobillos lacerados,
en esta letra tan tristemente desierta
que se descubre en mis ojos cerrados.

Vengo arrastrando la mar,
las cortinas y el humo grisáceo
que pretende al pecho eclipsar.

Vengo sin haber nunca ido
donde la piedra pone final
y las flores su aroma han perdido
sobre la tierra y un puño de cal.

Vengo ruin y ensimismado
de ti mientras crédulo abordo
mi barca con destino al pasado.

agosto 09, 2014

De recuerdos y serpientes.

Recuerdo todo aquello y calaveras,
tu boca, la cola colorada del diablo,
los bares, los latidos enraizados,
el nunca más, el siempre, tus labios.

Recuerdo la caña, el humo, el tabaco,
la malta, tus brazos como fuego,
tu discreta cadera, el reloj marcando,
tus manos... ¿Y qué hago luego?

Recuerdo tanto y una serpiente
me sisea tu nombre en el vientre.

Callan los vientos y la rosa

Callan los vientos
y la rosa, mendiga tristemente
los restos de una nariz
en la hojarasca de un te quiero,
sobre la banca de un parque,
metida en un oscuro vagón
en el que no hay nada más cierto
que el corazón puesto en jaque.
Callan las noches
y aquí no hay mucho más que hacer
sino sentarse a esperar
el rojo sanguinario de la aurora
mientras la rosa triste mendiga
un pecho en el cual acontecer.

Voraz el tiempo

Sigo pensando en el manzano
en la espiral de aquel comienzo
con picos y garras de negros cuervos.
Y entonces entre las manos
se me escurre voraz el tiempo.
Sin embargo hay dos farolas
encendidas intermitentemente
cantando una canción de campanas
que dirigen su luz al poniente.

agosto 07, 2014

Recuerdos

Pienso entonces
en aquella noche
y en tus pechos en mis manos,
en el teléfono que cruel
no paraba nunca de sonar
y en este amor por ti malsano.
No habrás sido la primera
ni acaso de mis Musas la última
ni la mayor desazón ni la esfera
en la que gira mi voz y mi música.
Sólo vine a decirte te amé,
que te amo, o un marcado no lo sé.

Paso cebra

Sobre las nubes grisáceas
un sol ruborizado brilla
cuando entre mi pecho y mi cabeza
una hermosa Mujer, tan solo canta
con esa voz que acurruca
en un rincón sus humedades
y todo aquello que no puede ser.
He amado tanto
como lo han hecho ya todos,
sólo que mi amor muy a menudo
termina solo por calentar mis manos
que tanto sabe de la pira y del lodo.
Estoy ebrio de ron y mi razón
es tan sincera que quiere eyacular
sobre el papel y es este corazón
quien se tira de cabeza al mar.
Pero -siempre hay un maldito "pero"-
me revisto o se reviste, no se, mi pecho,
de aquellas flores llamadas Musas
por las que de noche siempre espero,
siendo el gato, siendo el hombre,
siendo en palpitar bajo el vientre.
Pretendo entonces, a pesar del tambaleo,
sonreír por los andares de la luz
ante aquella cadera que me sepa
querer a sabiendas de mis manos,
que heréjicamente cargan su cruz.
Sólo preciso amar como los mares
a las playas y en mis tercos andares
es la cebra quien maquilla mis rayas.
Pase entonces Usted...

agosto 03, 2014

Me queda bastante claro

Me queda bastante claro
el modus operandi del chacal
que de noche viaja en un camaro.

Yo preferí el ron y mis malvas flores
nacidas del óxido de la escalera,
mi tabaco en los labios, la franca luna
y una vela alumbrando mi calavera.

Yo que nunca te enfrasqué
en la tibieza de hoteles de paso
amaino mis garras de pardo gato
a la brújula apuntando a tus pies.

Algo tendrás que cuando bebo
así sin más te recuerdo y bebo más
y fumo mucho y en mis ojos
vuelve  a anidarse un dios lleno de sal.

Algo tendré sin embargo, del alma
del chacal en la mente elucubrado
cuando en mis sueños de calma
en mis manos tus senos enraizados.

Me queda bastante claro, es cierto,
aquello de lo vivido a través del sol
y de los años que en este ahora tengo,
después de tanta sombra y el desliz
infrahumano y cobarde del silencio.

Yo preferí a toda esa horda de sabios
que antes de ti ya sabían de ti
y del hueco que dejan tras de sí
cual humareda, tus tenues labios.

No está de más

Mi guitarra acumula un siglo
de ausencia y una mota de polvo,
una sonrisa petrificada, una lágrima
y el saberse inmersa en el lodo.

Cada vez menos me da por beber
y eso, nocturnamente le preocupa
pues me sabe a todas luces sin mujer
en las aristas que al diablo ocultan.

He subido un par de kilos por el pan
aunque los peces se me escapen
y he destilado la sal de mi propio mar.

No todo es tan benevolente
como la luz que despierta al clochard
de la muerte, para situarlo en la mesa
de aquel que despierta con ventaja
y logra el desayuno de su suerte.

Quizás no esté diciendo ya nada
y sea mi espectro, copa en mano,
quien escribe esperando la alborada.

Pero no está demás, espero,
estirar el pecho y los latidos
para escribir que te quiero...